El 27 de agosto de 2019, la vida de María Guazhco cambió para siempre, después de que su esposo Segundo Huerta quedara atrapado bajo los escombros de un edificio en construcción en el Bronx, Nueva York.
El pasado 12 de abril, a casi cuatro años del fatal accidente de construcción, la Fiscalía del Bronx presentó cargos contra tres empresarios y un supervisor por varios delitos: homicidio negligente penal, asesinato en segundo grado y hurto agravado.
Según la investigación de la Fiscalía, la obra en la que trabajaba el ecuatoriano Segundo Huerta operaba con “credenciales fraudulentas”, ignoró los requisitos de control y códigos de construcción, y levantó una estructura peligrosamente inestable, que finalmente cedió al peso de los bloques de hormigón y ladrillos que los trabajadores estaban cargando hasta el tercer piso el día del accidente.
La construcción es una de las industrias más peligrosas de los Estados Unidos, sobre todo en una ciudad como Nueva York, que está permanentemente demoliendo viejos edificios para construir rascacielos y soluciones verticales de vivienda.
A pesar de los esfuerzos de la ciudad por poner un freno a los accidentes en sitios de construcción, como la Ley de Andamio (que les permite a los obreros demandar a los dueños de los edificios) o las inspecciones que verifican las condiciones de seguridad de la OSHA, los accidentes siguen ocurriendo, y los trabajadores hispanos son los más afectados.
Según las cifras del Comité de Salud Ocupacional de Nueva York (NYCOSH, por sus cifras en inglés), aunque los inmigrantes latinos representan el 25% de los trabajadores de construcción en el estado de NY (la cifra es aún más alta en NYC), el 58% de las muertes en esta industria son de trabajadores hispanos.
La organización National Employment Law Project encontró que los trabajadores hispanos de construcción en Nueva York tienen más probabilidades de recibir menos entrenamiento en seguridad y de trabajar sin registros, por su condición de indocumentados.
De hecho, María Guazhco le contó al New York Times que el jefe del sitio de construcción donde murió su esposo presionaba a los obreros para trabajar más rápido, y por eso Segundo Huerta se había propuesto buscar un nuevo trabajo que nunca tuvo el chance de buscar.
“Desafortunadamente, vemos esto en mi práctica legal todo el tiempo. Son los latinos que realizan trabajos no sindicalizados los que están expuestos a los mayores riesgos porque las mismas empresas que los contratan no brindan la seguridad adecuada para proteger a la fuerza laboral para que puedan incrementar sus ganancias, muchas veces con la esperanza de que si un trabajador no documentado se lastima, no perseguirán los derechos legales disponibles para ellos bajo la ley”, dice Mitchell Proner, el abogado jefe de nuestro bufete especializado en accidentes de construcción.
En Nueva York, los trabajadores latinos que han sufrido accidentes en la industria de la construcción cuentan con protección legal y derecho a recibir compensación.
Uno de los derechos fundamentales es la compensación laboral, que garantiza que los empleados lesionados en el trabajo reciban beneficios médicos y salariales, independientemente de su estado migratorio. Es crucial que estos trabajadores estén informados acerca de sus derechos y sepan que, si resultan lesionados, tienen acceso a una indemnización y no deben temer represalias por parte de sus empleadores.
La Ley de Andamios de Nueva York, también conocida como la Sección 240 del Código Laboral, es una legislación importante que protege a los trabajadores de la construcción en caso de accidentes relacionados con la altura, como caídas desde andamios, escaleras o techos.
Esta ley establece que los contratistas generales y los propietarios de edificios son responsables de proporcionar el equipo de protección adecuado y garantizar un entorno de trabajo seguro para evitar accidentes. Si no cumplen con estas obligaciones, podrían enfrentar demandas por parte de los empleados afectados.
El caso Balbuena es un ejemplo significativo de la lucha por los derechos de los trabajadores latinos en la industria de la construcción en Nueva York. En este caso, la Corte Suprema del Estado de Nueva York falló a favor de un trabajador ecuatoriano que sufrió graves lesiones en un accidente de construcción.
Según explica Mitchell Proner, «en el caso Balbuena v. IDR Realty LLC, los extranjeros indocumentados alegaron que se lesionaron mientras trabajaban debido a que los demandados no cumplieron con los requisitos de seguridad en el lugar de trabajo impuestos por las leyes estatales. Los trabajadores presentaron acciones bajo las Secciones 240 y 241 de la Ley Laboral de Nueva York, incluidas las reclamaciones por salarios atrasados».
Los demandados trataron de desestimar el caso, alegando que los indocumentados lesionados en su lugar de trabajo no podían recuperar salarios perdidos por su estatus migratorio. Sin embargo, el tribunal decidió que los trabajadores sin documentos también tienen derechos en el estado de Nueva York, y que los estados son libres de promulgar leyes relacionadas con la salud ocupacional, aunque el gobierno federal tenga control exclusivo sobre la inmigración.
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